Por Nestor Luis Llabanero.- Tras cumplir una década como fotógrafo oficial del certamen Miss Venezuela, Iván Dumont echa para atrás su mirada al oficio de retratista y revisa la estética de las reinas del país. El certamen, presidido por Osmel Sousa, elige nueva soberana el próximo 9 de octubre.
'La primera vez que pisamos la quinta Miss Venezuela fue de la mano de María Kallay (coordinadora del certamen, ya fallecida), a quien conocimos cuando un cliente nos contrató para hacerle unas fotografías a Alicia Machado. Esto fue en 1995".
Cuando lo recuerda, Iván Dumont habla también en nombre de quien hasta este año (2014) fue su dupla profesional por dos décadas, Rodolfo Regalado, quien ahora explora el campo culinario luego de hacerse maestro pastelero y crear la marca Ron Canela.
"Cuando Osmel vio las fotos que le hicimos a Alicia, le dijo a María Kallay que nos ubicara. En la Quinta, nos propuso hacer las fotos oficiales de la edición de Miss Venezuela 1996, que ganó Marena Bencomo. Fue ella nuestra primera Miss Venezuela en negativos, en una época en la que aún lo digital era una idea".
Pese al buen desempeño, la firma Dumont & Regalado se desvinculó al año siguiente de la responsabilidad. "La ingenuidad de dos soñadores -dice Iván- chocó de frente con ese demonio de mil cabezas que significa el entorno del concurso".
Sin embargo, el tiempo pasó y el trabajo de ambos se hizo más sólido. Lograron consolidar un nombre y un estilo. "Nuestros retratos para celebridades inundaron todos los medios impresos del país. Cada vez que coincidía con Osmel en algún evento, siempre me preguntaba: 'Niño, ¿cuándo vuelves al Miss Venezuela?'. Ese momento llegó en 2004 y, desde entonces, fuimos los fotógrafos oficiales del Miss Venezuela".
Aunque la firma comenzó su enlace con la organización Miss Venezuela en el año 2004, precisamente cuando ganó Mónica Spear (asesinada en enero de 2014), Dumont y Regalado lo hicieron meses después de la elección de ese año. El trabajo se hizo consecutivo a partir de Jictzad Viña (2005) y siguió con Ly Jonaitis (2006), Dayana Mendoza (2007), Stefanía Fernández (2008), Marelisa Gibson (2009), Vanessa Goncalves (2010), Irene Esser (2011), María Gabriela Isler (2012) y Migbelis Castellanos (2013).
¿Qué se solicita, de manera explícita, a un fotógrafo de Miss Venezuela?
"Que exalte la belleza de las candidatas hasta convertirlas en seres casi supraterrenales. Que vea la belleza hasta donde no la hay. Y como siempre me dice el jefe: 'Tienes que hacer que hasta las no muy bonitas queden bellas porque las otras, las bellas, siempre van a salir bonitas'".
Para Iván, un fotógrafo debe tener un alto sentido estético y mucha intuición para descubrir qué se esconde detrás de la mirada de la modelo. "Debe tener la capacidad de mirar más allá de lo que todos ven".
¿La reina venezolana más hermosa?
"Nada se compara con la belleza de Irene Sáez, dueña de la magia para conquistar la lente de cualquier fotógrafo. Además, posee seguridad, fuerza en la mirada, un rostro de facciones dulces. La primera vez que la fotografié, su impacto me mantuvo hipnotizado por muchos días".
En lo que parece una industria predecible, ¿podría hablarse de hallazgos?
"El concurso ha logrado increíbles hallazgos. Lo confirman casos como el de Veruzhka Ramírez. Me gustan las misses que vienen de menos a más. Fueron los casos de Ly Jonaitis, Stefanía Fernández, Vanessa Goncalves y hasta de nuestra actual Miss Universo, María Gabriela Isler. Mujeres así, con potencial para explotar son, indudablemente, grandes aciertos no solo del concurso, sino también de Osmel, el gran visionario de todos estos triunfos".
¿Hay algún nombre del pasado que esté pendiente en tu portafolio?
"He asumido mi trabajo con un amplio sentido de trascendencia. Quiero que mis fotos de celebridades sean esa imagen que la gente recuerde aun más allá de lo que significa esa personalidad. Maritza Sayalero es nuestra primera Miss Universo y es una deuda pendiente en mi galería. Maritza es un verdadero ícono de una época".
¿Qué dices a quiénes te fustigan tu acentuado uso del Photoshop?
"Es como cuestionar el uso de la cirugía para mejorar algo que no te guste. Si por algo se caracteriza mi trabajo es por el cuidadoso uso de la iluminación. En la fotografía la luz es todo. Puedes elevar a un nivel increíble a alguien que no sea tan agraciado físicamente, así como puedes destruir a la mujer más bella del mundo. El uso del Photoshop complementa y potencia el resultado que obtengo en cada toma. Bajo la mirada profesional, las misses son productos. Mi trabajo es idealizar a las mujeres. En una palabra: inalcanzables. Y si para eso es necesario el uso del Photoshop, lo hago con todo el gusto del mundo. De lo contrario, no fotografiaría misses, me dedicaría a fotografiar morrocoyes, culebras, chigüires o cucarachas. Plasmo con mi trabajo esa mujer ideal que Osmel Sousa ha concebido en su cabeza".
¿A qué mujer, bendecida por la naturaleza, no has intervenido (tanto) fotográficamente?
"Pudiera mencionar a Irene Sáez, Ly Jonaitis, Dayana Mendoza y Stefanía Fernández. Aunque el tema de intervenir o no digitalmente una imagen va más allá de una propuesta naturalista".
¿Hoy las misses son más auténticas en la naturalidad de sus rasgos?
"Ciertamente, hubo una época, específicamente en la década de los noventa, en la que el boom de las cirugías estéticas para lograr mujeres perfectas posicionó esa idea. Con el pasar del tiempo y el advenimiento de nuevas tecnologías en la cosmética, ya no es tan necesario intervenir quirúrgicamente a alguien. Prefiero la autenticidad del alma más que la de los rasgos físicos de alguien. Sin embargo, en el campo de los concursos de belleza, no siempre la naturalidad resulta bonita. En el contexto del concurso, nos interesa el impacto, la proyección y la belleza en su máxima expresión. Nosotros partimos de una materia prima. Si los rasgos de nuestras mujeres no fueran finos y especiales, no sería posible lograr las mujeres impactantes que cada año se miden en cada edición del Miss Venezuela".
¿Cómo resumes la trayectoria en el Miss Venezuela?
"En el campo de los retratos de reinas, la historia en el Miss Venezuela se divide en antes y después de Dumont & Regalado. Con nosotros llegó una era de propuestas artísticas, de cambios de paradigmas. No en vano hemos estado en esta organización justo en el momento de mayor brillo". (Revista Estampas).
'La primera vez que pisamos la quinta Miss Venezuela fue de la mano de María Kallay (coordinadora del certamen, ya fallecida), a quien conocimos cuando un cliente nos contrató para hacerle unas fotografías a Alicia Machado. Esto fue en 1995".
Cuando lo recuerda, Iván Dumont habla también en nombre de quien hasta este año (2014) fue su dupla profesional por dos décadas, Rodolfo Regalado, quien ahora explora el campo culinario luego de hacerse maestro pastelero y crear la marca Ron Canela.
"Cuando Osmel vio las fotos que le hicimos a Alicia, le dijo a María Kallay que nos ubicara. En la Quinta, nos propuso hacer las fotos oficiales de la edición de Miss Venezuela 1996, que ganó Marena Bencomo. Fue ella nuestra primera Miss Venezuela en negativos, en una época en la que aún lo digital era una idea".
Pese al buen desempeño, la firma Dumont & Regalado se desvinculó al año siguiente de la responsabilidad. "La ingenuidad de dos soñadores -dice Iván- chocó de frente con ese demonio de mil cabezas que significa el entorno del concurso".
Sin embargo, el tiempo pasó y el trabajo de ambos se hizo más sólido. Lograron consolidar un nombre y un estilo. "Nuestros retratos para celebridades inundaron todos los medios impresos del país. Cada vez que coincidía con Osmel en algún evento, siempre me preguntaba: 'Niño, ¿cuándo vuelves al Miss Venezuela?'. Ese momento llegó en 2004 y, desde entonces, fuimos los fotógrafos oficiales del Miss Venezuela".
Aunque la firma comenzó su enlace con la organización Miss Venezuela en el año 2004, precisamente cuando ganó Mónica Spear (asesinada en enero de 2014), Dumont y Regalado lo hicieron meses después de la elección de ese año. El trabajo se hizo consecutivo a partir de Jictzad Viña (2005) y siguió con Ly Jonaitis (2006), Dayana Mendoza (2007), Stefanía Fernández (2008), Marelisa Gibson (2009), Vanessa Goncalves (2010), Irene Esser (2011), María Gabriela Isler (2012) y Migbelis Castellanos (2013).
¿Qué se solicita, de manera explícita, a un fotógrafo de Miss Venezuela?
"Que exalte la belleza de las candidatas hasta convertirlas en seres casi supraterrenales. Que vea la belleza hasta donde no la hay. Y como siempre me dice el jefe: 'Tienes que hacer que hasta las no muy bonitas queden bellas porque las otras, las bellas, siempre van a salir bonitas'".
Para Iván, un fotógrafo debe tener un alto sentido estético y mucha intuición para descubrir qué se esconde detrás de la mirada de la modelo. "Debe tener la capacidad de mirar más allá de lo que todos ven".
¿La reina venezolana más hermosa?
"Nada se compara con la belleza de Irene Sáez, dueña de la magia para conquistar la lente de cualquier fotógrafo. Además, posee seguridad, fuerza en la mirada, un rostro de facciones dulces. La primera vez que la fotografié, su impacto me mantuvo hipnotizado por muchos días".
En lo que parece una industria predecible, ¿podría hablarse de hallazgos?
"El concurso ha logrado increíbles hallazgos. Lo confirman casos como el de Veruzhka Ramírez. Me gustan las misses que vienen de menos a más. Fueron los casos de Ly Jonaitis, Stefanía Fernández, Vanessa Goncalves y hasta de nuestra actual Miss Universo, María Gabriela Isler. Mujeres así, con potencial para explotar son, indudablemente, grandes aciertos no solo del concurso, sino también de Osmel, el gran visionario de todos estos triunfos".
¿Hay algún nombre del pasado que esté pendiente en tu portafolio?
"He asumido mi trabajo con un amplio sentido de trascendencia. Quiero que mis fotos de celebridades sean esa imagen que la gente recuerde aun más allá de lo que significa esa personalidad. Maritza Sayalero es nuestra primera Miss Universo y es una deuda pendiente en mi galería. Maritza es un verdadero ícono de una época".
¿Qué dices a quiénes te fustigan tu acentuado uso del Photoshop?
"Es como cuestionar el uso de la cirugía para mejorar algo que no te guste. Si por algo se caracteriza mi trabajo es por el cuidadoso uso de la iluminación. En la fotografía la luz es todo. Puedes elevar a un nivel increíble a alguien que no sea tan agraciado físicamente, así como puedes destruir a la mujer más bella del mundo. El uso del Photoshop complementa y potencia el resultado que obtengo en cada toma. Bajo la mirada profesional, las misses son productos. Mi trabajo es idealizar a las mujeres. En una palabra: inalcanzables. Y si para eso es necesario el uso del Photoshop, lo hago con todo el gusto del mundo. De lo contrario, no fotografiaría misses, me dedicaría a fotografiar morrocoyes, culebras, chigüires o cucarachas. Plasmo con mi trabajo esa mujer ideal que Osmel Sousa ha concebido en su cabeza".
¿A qué mujer, bendecida por la naturaleza, no has intervenido (tanto) fotográficamente?
"Pudiera mencionar a Irene Sáez, Ly Jonaitis, Dayana Mendoza y Stefanía Fernández. Aunque el tema de intervenir o no digitalmente una imagen va más allá de una propuesta naturalista".
¿Hoy las misses son más auténticas en la naturalidad de sus rasgos?
"Ciertamente, hubo una época, específicamente en la década de los noventa, en la que el boom de las cirugías estéticas para lograr mujeres perfectas posicionó esa idea. Con el pasar del tiempo y el advenimiento de nuevas tecnologías en la cosmética, ya no es tan necesario intervenir quirúrgicamente a alguien. Prefiero la autenticidad del alma más que la de los rasgos físicos de alguien. Sin embargo, en el campo de los concursos de belleza, no siempre la naturalidad resulta bonita. En el contexto del concurso, nos interesa el impacto, la proyección y la belleza en su máxima expresión. Nosotros partimos de una materia prima. Si los rasgos de nuestras mujeres no fueran finos y especiales, no sería posible lograr las mujeres impactantes que cada año se miden en cada edición del Miss Venezuela".
¿Cómo resumes la trayectoria en el Miss Venezuela?
"En el campo de los retratos de reinas, la historia en el Miss Venezuela se divide en antes y después de Dumont & Regalado. Con nosotros llegó una era de propuestas artísticas, de cambios de paradigmas. No en vano hemos estado en esta organización justo en el momento de mayor brillo". (Revista Estampas).