El fenómeno 'Titanic' en tres dimensiones ha reventado las previsiones más optimistas. De momento, y tras doce días desde su estreno en Estados Unidos y en otros mercados internacionales de forma escalonada, ya ha logrado recaudar 146 millones de dólares, superando la psicológica barrera de los 2.000 millones desde que viera la luz por primera vez en 1997.
En esa cifra han tenido mucho que ver los mercados foráneos. Solo en China, la épica reconstrucción del hundimiento del transatlántico, justo hace 100 años, se ha convertido en el debut más sonado de la historia del gigante asiático con 58 millones de dólares en su primer fin de semana en las salas de cine, superando a 'Transformers: Dark of the Moon', que tenía la mejor marca hasta ahora con 55 millones.
Todo ello pese a la censura que se le ha aplicado a la cinta de James Cameron en una de sus escenas más célebres, la del retrato al carboncillo que Leonardo Di Caprio le hace a Kate Winslet con su amada desnuda sobre un diván. Al parecer, los pechos de la actriz en 3D supusieron un problema y una distracción excesiva para las autoridades chinas y decidieron cortar esa toma en particular.
Ese imprevisto no ha frenado el ímpetu de los espectadores, que este fin de semana se dejaron unos impresionantes 88 millones de dólares a nivel global, una cifra que ya supera lo recaudado por 'El rey león' tras su reconversión al formato de las tres dimensiones.
Con esas cifras en la mano, no es de extrañar que la proliferación de títulos clásicos se convierta en tónica habitual. Ya se ha hablado de proyectos para 'Top Gun' con Tom Cruise de protagonista, además de las tres primeras cintas de 'La Guerra de las galaxias', después de que la cuarta en orden cronológico, 'La amenaza fantasma' ingresara otros 43 millones de dólares en Estados Unidos con la nueva tecnología.
Según los expertos, el público está abierto al fenómeno de las tres dimensiones pese a la notable diferencia de precio, aunque sólo con determinados títulos después del descenso en las ventas en los últimos meses. La historia de amor con la tragedia del hundimiento del Titanic de fondo ha resultado ser, una vez más, una bomba en taquilla, la confirmación de que el negocio de la tecnología y la nostalgia funcionan a la perfección. Y Hollywood no cabe en sí de gozo.
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