Jennifer Lawrence deslumbra en “Los juegos del hambre”
Jennifer Lawrence deslumbró en “Winter’s bone” y confirma su calidad y su magnetismo en la pantalla con “The Hunger Games”, una cuidada adaptación de un “best seller” de la literatura adolescente que está muy por encima del libro en el que se basa.
Gary Ross (“Pleasantville”) ha despojado al libro de Suzanne Collins de buena parte de su sentimentalismo para construir una película entretenida que gustará a los seguidores de la saga literaria y a los que no lo son.
Una buena factura técnica, unos brillantes efectos y unos actores ajustados a sus papeles -especialmente Stanley Tucci- permiten ocultar las carencias de una historia floja y previsible, en la que la originalidad está más en la puesta en escena que en el punto de partida.
“The Hunger Games” se sitúan en un futuro indeterminado en el que el Capitolio es el centro rico de un mundo en el que 12 Distritos empobrecidos y superpoblados surten de materia prima a unos pocos privilegiados.
Cada año, y para celebrar su victoria sobre los Distritos, se escoge a una pareja de cada uno de estos submundos, que son llevados a luchar a muerte en un enfrentamiento emitido en directo por televisión para regocijo de los habitantes del Capitolio.
Lawrence interpreta a una de esas personas escogidas para luchar a muerte con otros pobres desesperados como ella.
Una historia que mezcla la lucha por la supervivencia, la autocomplacencia, las desigualdades, el dominio de la técnica sobre lo humano, las metáforas más obvias de la riqueza y la pobreza… es decir, nada nuevo en lo que se refiere a este tipo de historias futuristas.
Sin embargo, Gary Ross logra entretener durante las casi dos horas y media que dura la película y lo hace mostrando la dosis justa de violencia y centrándose principalmente en el personaje protagonista.
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